La Ejecutiva socialista de Aragón se opone al acuerdo fiscal entre ERC y PSC, marcando la primera disidencia formal dentro del partido.
El PSOE de Aragón ha dado un paso sin precedentes al rechazar unánimemente el acuerdo fiscal entre ERC y PSC, destinado a facilitar la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Este pacto, calificado como «lesivo» para los intereses aragoneses, marca un antes y un después en la política territorial del partido.
Javier Lambán, líder del PSOE en Aragón, se ha posicionado como una de las voces más críticas contra la creación de un concierto fiscal favorable a Cataluña. Darío Villagrasa, secretario de Organización, expresó: «El PSOE lleva décadas defendiendo la igualdad y la justicia en un sistema de financiación autonómica sin privilegios».
En un giro revelador, los ocho representantes del partido en Huesca, afines a Pedro Sánchez, se ausentaron de la votación, evidenciando las grietas en la unidad socialista.
Rebelión en expansión
El rechazo aragonés no es un caso aislado. La oposición al cupo catalán se extiende por otras regiones, con figuras prominentes del PSOE alzando la voz. Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, ha tildado el pacto de «grave atentado contra la igualdad», mientras que Luis Tudanca, secretario general del PSOE en Castilla y León, ha advertido sobre los potenciales perjuicios para su región. Incluso el expresidente Felipe González ha expresado su solidaridad con los líderes críticos, añadiendo peso a esta corriente disidente. Esta creciente oposición interna plantea un serio desafío a la estrategia de la dirección nacional del PSOE, liderada por Pedro Sánchez, y complica el delicado equilibrio entre las demandas territoriales y la cohesión del partido a nivel estatal.
El PSOE aragonés ha respaldado una proposición no de ley que se opone explícitamente a un «modelo de financiación singular» para Cataluña. Esta iniciativa podría inspirar a otras comunidades que se sienten amenazadas por el acuerdo fiscal catalán.
El desafío para el Gobierno de Sánchez será satisfacer las demandas catalanas sin alienar al resto de las comunidades autónomas, especialmente las gobernadas por el PSOE.
La crisis desatada por el rechazo al cupo catalán plantea cuestiones fundamentales sobre el modelo territorial y fiscal de España. El equilibrio entre mayor autonomía fiscal y solidaridad interterritorial se perfila como un gran reto político.
La posición del PSOE aragonés podría catalizar un debate más amplio sobre la reforma del sistema de financiación autonómica. La resolución de este conflicto interno será crucial para la unidad del partido socialista y la estabilidad política de España.
Mientras tanto, la atención se centra en la respuesta de la dirección nacional del PSOE ante esta rebelión interna. La capacidad de Pedro Sánchez para gestionar esta crisis determinará en gran medida el futuro político del país y la viabilidad de su proyecto de gobierno.