Críticas internas en el PSOE por el acuerdo de financiación con Cataluña

La tensión interna en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha alcanzado nuevos niveles debido al reciente acuerdo de financiación con Cataluña. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado su «enorme preocupación» ante este pacto, calificándolo como el «cupón independentista».

García-Page, en declaraciones previas al Comité Federal del PSOE, ha manifestado su deseo de conocer el contenido exacto del acuerdo. El líder castellanomanchego advirtió que no se pueden alcanzar acuerdos «a cualquier precio» ni «poner patas arriba todos los consensos constitucionales». Su postura refleja un creciente malestar entre algunos barones socialistas respecto a las negociaciones del gobierno central con los partidos independentistas catalanes.

El presidente castellanomanchego reveló que no ha sido contactado desde Ferraz para discutir la financiación, y que su conocimiento del acuerdo se limita a lo «filtrado por Esquerra». García-Page enfatizó su capacidad para interpretar el documento por sí mismo, sin necesidad de explicaciones adicionales, reafirmando su visión crítica del acuerdo.

La preocupación de García-Page va más allá del aspecto financiero, abarcando los «valores más esenciales» de la izquierda y la socialdemocracia. Considera que el pacto, basado en lo publicado, es «mucho más egoísta que socialista» y lo califica de «incomprensible e indefendible». El líder regional subrayó que la permanencia en el gobierno no justifica comprometer los principios fundamentales del PSOE.

García-Page cuestionó el concepto de «singularidad» aplicado a Cataluña, argumentando que problemas de salud como una enfermedad renal no difieren entre regiones como Tortosa y Valladolid. Esta crítica apunta a la percepción de un trato preferencial injustificado hacia Cataluña.

Por su parte, Javier Lambán, secretario general del PSOE en Aragón, se sumó a las críticas, advirtiendo sobre la posible inconstitucionalidad de un concierto económico para Cataluña. Lambán argumentó que tal acuerdo podría perjudicar la calidad de los servicios públicos en otras comunidades autónomas y forzar aumentos de impuestos. Defendió la Declaración de Granada, acordada durante el liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba, como base para abordar la financiación autonómica.

Lambán enfatizó que la financiación autonómica es una «cuestión de Estado» en Aragón, respaldada por diversos partidos políticos. Recordó la petición de convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera, argumentando que para mantener una España «equilibrada, justa y solidaria», la financiación autonómica no puede negociarse unilateralmente con Cataluña.

Aunque Lambán felicitó a Salvador Illa por su victoria en Cataluña, advirtió que asuntos como la financiación singular o la amnistía podrían resultar en una España que «se tiña de azul», poniendo en riesgo el gobierno socialista en regiones como Extremadura, Aragón o Andalucía.

Estas declaraciones reflejan una creciente división dentro del PSOE respecto a las negociaciones con los partidos independentistas catalanes. El debate interno sobre el equilibrio entre la gobernabilidad y los principios fundamentales del partido promete intensificarse en los próximos meses, poniendo a prueba la unidad y la estrategia política del PSOE a nivel nacional.