La vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, ha sorprendido a muchos al adoptar una postura que contrasta marcadamente con su visión anterior sobre la política migratoria. En un giro inesperado, Harris ha manifestado su apoyo a la construcción de un muro en la frontera con México, una medida que anteriormente había criticado vehementemente durante la administración de Donald Trump.
Durante años, Harris fue una de las voces más críticas del muro fronterizo, calificándolo de «ineficaz» y un «gasto innecesario de recursos». En 2017, Harris señaló que pedir a los contribuyentes que financien un muro era una «idea terrible», y en 2019, no dudó en llamarlo «estúpido». Sin embargo, los desafíos que ha enfrentado como «zar de la frontera» durante la administración Biden parecen haberla llevado a reconsiderar su posición.
Un Giro que Sorprende a Propios y Extraños
Según un informe de Axios, Harris ha pasado de ser una crítica acérrima del muro a apoyar la continuación de su construcción, utilizando fondos no gastados de la administración Biden. Este cambio de postura ha generado controversia y ha sido interpretado por algunos como un intento de la campaña demócrata de adoptar una política migratoria más estricta en respuesta a la presión de los votantes y los ataques de la campaña de Trump.
La semana pasada, en la Convención Nacional Demócrata, Harris anunció que firmaría un proyecto de ley bipartidista de seguridad fronteriza. Esta ley, negociada por los senadores James Lankford (republicano de Oklahoma) y Chris Murphy (demócrata de Connecticut), destina cientos de millones de dólares para la continuación del muro en la frontera sur, siguiendo los estándares establecidos durante la administración Trump.
«Se requiere el muro fronterizo de Trump», declaró Lankford a Axios, destacando que el proyecto de ley establece claramente las especificaciones de construcción que se utilizarán, las cuales son las mismas que fueron implementadas por Trump.
El respaldo de Harris al muro ha generado reacciones mixtas tanto dentro de su partido como entre sus opositores. La campaña de Trump no tardó en responder, acusando a Harris de «hipocresía» y criticando a los medios por no presionarla más sobre este cambio de postura. «¿Hasta cuándo los medios tradicionales permitirán que Kamala Harris se esconda y utilice a su personal para hablar en su nombre?», cuestionó un portavoz de la campaña de Trump.
Este cambio de postura también refleja la complejidad de la situación migratoria en Estados Unidos. La administración Biden-Harris ha enfrentado críticas por su manejo de la crisis en la frontera, con un número récord de cruces ilegales. La decisión de Harris de apoyar el muro podría ser vista como un intento de abordar esta crisis de manera más contundente, aunque corre el riesgo de alienar a los votantes progresistas que ven el muro como una política antiestadounidense.
Este giro en la postura de Harris también debe entenderse en el contexto de la evolución de la política migratoria en Estados Unidos. Desde la campaña de Trump en 2016, la construcción de un muro fronterizo ha sido un tema divisivo. Si bien Trump logró avanzar con partes del muro durante su mandato, la administración Biden-Harris había prometido alejarse de esa política, centrando sus esfuerzos en abordar las causas fundamentales de la migración.
Sin embargo, la presión política y la realidad en la frontera han obligado a la administración a reconsiderar algunas de sus posiciones. Harris, en particular, ha sido blanco de críticas por su gestión de la crisis fronteriza, lo que podría haber influido en su decisión de respaldar una medida que alguna vez consideró inaceptable.