Siete años después del devastador incendio que arrasó la Torre Grenfell en Londres, un informe oficial publicado este miércoles ha sacado a la luz una serie de fallos sistémicos que se remontan décadas atrás. La tragedia, que cobró la vida de 72 personas y dejó decenas de heridos, ha sido calificada como «totalmente evitable» por Martin Moore-Bick, presidente de la investigación pública.
Una cadena de errores fatales
El informe destaca varios puntos clave que contribuyeron a la magnitud de la catástrofe:
- Recortes presupuestarios letales: La renovación de 2015 priorizó el ahorro sobre la seguridad, utilizando materiales inflamables en el revestimiento exterior.
- Deshonestidad corporativa: Empresas como Arconic, Celotex y Kingspan ocultaron deliberadamente los peligros de sus productos.
- Negligencia gubernamental: Desde 1992, el gobierno británico ignoró advertencias sobre los riesgos de materiales combustibles en edificios altos.
- Gestión incompetente: La organización encargada de la Torre Grenfell falló en sus responsabilidades básicas hacia los inquilinos.
«Décadas de fracasos» en la regulación
El informe señala que el «camino hacia el desastre» comenzó hace décadas. A pesar de incidentes previos, como un incendio en un edificio de apartamentos en 1991, el gobierno no tomó medidas efectivas para fortalecer las normativas de construcción. Por el contrario, una agenda desreguladora debilitó aún más los estándares de seguridad.
Responsabilidad corporativa en entredicho
Uno de los hallazgos más impactantes del informe es la «deshonestidad sistemática» por parte de las empresas involucradas en la fabricación y venta de los materiales de revestimiento. Arconic, fabricante estadounidense de los paneles de aluminio compuesto utilizados en Grenfell, tenía conocimiento desde 2005 de que su producto no cumplía con los estándares de seguridad, pero decidió explotar lo que consideraban un «régimen regulatorio débil» en el Reino Unido.
Llamado a la acción y reforma
El informe recomienda la creación de un regulador centralizado de la construcción y cambios en la forma en que se prueban los materiales para la seguridad contra incendios. El primer ministro Keir Starmer, hablando en el Parlamento, se disculpó en nombre del Estado británico con los sobrevivientes y las familias de las víctimas, prometiendo hacer de la seguridad en la construcción una prioridad de su administración.
Justicia pendiente
A pesar de la contundencia del informe, aún no se han presentado cargos criminales. La Policía Metropolitana de Londres ha indicado que, aunque se esperan acusaciones, estas no se formularán antes de 2026, lo que ha generado frustración entre los sobrevivientes y las familias de las víctimas.
El informe Grenfell marca un punto de inflexión en la historia de la seguridad de edificios en el Reino Unido. Las lecciones aprendidas de esta tragedia deberían conducir a cambios fundamentales en la regulación, la supervisión y la cultura corporativa en la industria de la construcción. Solo así se podrá garantizar que una catástrofe de esta magnitud no vuelva a repetirse y que las 72 vidas perdidas en Grenfell no hayan sido en vano.