El mercado laboral español ha sufrido un duro revés con el fin de la temporada estival. Agosto cerró con una pérdida de 193.704 empleos, marcando la mayor caída en este mes en los últimos cinco años. El paro registrado aumentó en 22.000 personas, alcanzando los 2.572.121 desempleados, mientras que la afiliación a la Seguridad Social se redujo en 194.000 cotizantes.
El sector educativo ha sido el más golpeado, con una pérdida de más de 72.000 trabajadores respecto a julio, la mayor destrucción en esta rama en la última década. Este dato evidencia que la práctica de prescindir de educadores durante el verano persiste a pesar de la reforma laboral.
La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, ha intentado dar un tono positivo, destacando que se han consolidado los 21,1 millones de trabajadores. Sin embargo, ya son dos meses consecutivos de caída en la cifra de afiliados, con más de 200.000 puestos de trabajo destruidos desde el inicio del verano.
A pesar del revés, en comparación con el año anterior, hay casi medio millón más de personas trabajando. El Régimen General perdió 182.867 puestos, mientras que los autónomos disminuyeron en 10.135 trabajadores. Los afiliados extranjeros también experimentaron una caída de aproximadamente 22.000.
Este agosto ha puesto de manifiesto la persistencia de la precariedad laboral estacional en España. Aunque las cifras globales de empleo siguen siendo positivas en comparación con años anteriores, la magnitud de la caída plantea interrogantes sobre la estabilidad del mercado laboral y la efectividad de las medidas contra la temporalidad.
De cara al futuro, será crucial observar si esta tendencia se revierte con el inicio del curso escolar. La capacidad del mercado laboral para recuperarse de este golpe y generar empleo estable en los próximos meses será determinante para evaluar la salud económica del país y la eficacia de las políticas laborales actuales.