La lluvia no dio tregua esta mañana de sábado 8 de marzo en Madrid. Las feministas, ataviadas con chubasqueros, gorros, paraguas y toda una suerte de elementos contra el mal tiempo (casi) siempre de color violeta, se preparaban para la primera de las dos marchas por el Día Internacional de la Mujer en la capital. A pesar de las inclemencias del tiempo, miles de mujeres salieron a la calle para reivindicar sus derechos y exigir igualdad.
Reivindicaciones y participación masiva
Carteles con mensajes como «Arriba la pizza, abajo el machismo», «putero al caldero», «la Tierra no es vuestra, nuestro cuerpo tampoco» o «nos sembraron miedo, nos crecieron alas» inundaron las calles. Según la Comisión 8M, unas 80.000 personas se congregaron, mientras que la Delegación de Gobierno estima que los asistentes fueron 25.000.
Debates y diversidad de posturas
El feminismo madrileño enfrenta debates sobre la prostitución y la trata de personas. La Comisión 8M se posiciona contra la explotación y la vulnerabilidad, abogando por una vida digna para todas las mujeres. Kati, una de las portavoces de la Comisión, explicó: «Nuestro posicionamiento es claro: lo que apoyamos es que las mujeres se encuentren en situaciones en las que haya cuanta menos vulnerabilidad y menos tratos discriminatorios posible».
Kati también destacó la importancia de no criminalizar a las mujeres que ejercen la prostitución: «Criminalizar a las mujeres que ejercen la prostitución es peligroso. Muchísimas de las mujeres que acaban en esas situaciones derivan de una situación provocada por la extrema precariedad en la que se encuentran».
Disidencias trans y diversidad
La Comisión 8M también reivindica la inclusión de las disidencias trans y las personas no binarias en el movimiento feminista. «En nuestros feminismos entramos todas y todes», afirmó Kati. «Esto incluye a las compañeras más vulnerables, las mujeres racializadas, las migrantes y, por supuesto, las trans y las personas no binarias».
