En un giro inesperado para la movilidad urbana de la capital española, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha anunciado la revocación de las autorizaciones para las tres empresas de patinetes eléctricos que operaban en la ciudad. Esta decisión, que afectará a 6.000 vehículos de alquiler, se ha tomado tras constatar «incumplimientos de las condiciones» establecidas para garantizar la seguridad de los peatones.
Incumplimientos y seguridad: las razones detrás de la prohibición
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha firmado el decreto que pone fin a la era de los patinetes eléctricos de alquiler en Madrid. Las empresas afectadas —Lime, Dott y Tier Mobility— habían recibido sus últimas autorizaciones en mayo de 2023, con un modelo que buscaba «mayor seguridad, integración y orden en las calles».
Sin embargo, las inspecciones periódicas revelaron varios incumplimientos críticos:
- Falta de información requerida y acceso al interfaz de las operadoras
- Ausencia de un despliegue equilibrado de patinetes por la ciudad
- Estacionamiento indebido en lugares no habilitados
- Circulación en zonas prohibidas
- Seguros insuficientes
- Falta de cursos de formación para usuarios
Almeida ha enfatizado que esta medida busca «preservar la integridad física de los peatones, fundamentalmente de las personas mayores». El alcalde subrayó que la decisión no afectará a los usuarios particulares de patinetes eléctricos, quienes podrán seguir circulando siempre que cumplan la normativa vigente.
Un adiós definitivo: sin nuevas autorizaciones a la vista
La prohibición, que se hará efectiva en octubre, parece ser definitiva. Carabante ha sido claro al respecto: «No volveremos a conceder nuevas autorizaciones para este servicio, ya que el mercado no garantiza las condiciones de seguridad que necesita Madrid».
Esta decisión marca el fin de un experimento de movilidad urbana que comenzó con grandes expectativas. El modelo implementado en 2023 buscaba limitar a 3.600 los patinetes dentro de la M-30 y 2.400 en el resto del municipio, con un ratio de 10 vehículos por cada 10.000 vecinos. Sin embargo, según el Ayuntamiento, la falta de información proporcionada por las empresas hizo imposible verificar el cumplimiento de estas cuotas.
Reacciones y próximos pasos
La noticia ha causado sorpresa en el sector. Lime, una de las empresas afectadas, ha expresado su desconcierto ante la decisión y lamenta que el Ayuntamiento no haya considerado «la visión de las empresas operadoras en ningún momento» ni la opinión de los usuarios. La compañía asegura estar «disconforme» y mantiene que su trabajo se ha realizado siguiendo los requisitos establecidos.
Las empresas tienen ahora 20 días naturales para presentar alegaciones contra la retirada de las autorizaciones. Este período podría ser crucial para el futuro de la movilidad eléctrica compartida en Madrid.
Implicaciones para la movilidad urbana
La prohibición de los patinetes eléctricos de alquiler en Madrid plantea importantes preguntas sobre el futuro de la movilidad urbana sostenible. Mientras que la medida busca mejorar la seguridad peatonal, también elimina una opción de transporte que muchos consideraban ecológica y conveniente para trayectos cortos.
Esta decisión podría tener repercusiones en otras ciudades españolas y europeas que enfrentan desafíos similares con la regulación de nuevas formas de movilidad compartida. El caso de Madrid podría servir como un precedente para futuras políticas urbanas que busquen equilibrar la innovación en transporte con la seguridad pública.
En conclusión, el adiós a los patinetes eléctricos de alquiler en Madrid marca un punto de inflexión en la evolución de la movilidad urbana de la capital. Mientras la ciudad se adapta a este cambio, queda por ver cómo se desarrollarán las alternativas de transporte sostenible y qué lecciones extraerán otras urbes de esta experiencia madrileña.
